

El gobernador Gustavo Melella volvió a cargar contra el programa económico del Gobierno nacional al que calificó de “equivocado, inconsistente e inequitativo”, entendiendo que “este es un proceso muy triste que nace desde adentro”.
“La ideología, la lógica, la búsqueda del rescate y los límites vienen del propio Gobierno”, sostuvo el mandatario fueguino y planteó su preocupación por el acuerdo de cooperación financiera con Estados Unidos, que a su juicio implicará restricciones sobre la política cambiaria y comercial argentina.
Según afirmó, habrá condicionamientos “naturales” como la intervención directa de EE.UU. en la fijación del tipo de cambio, pero también “estratégicos”, que podrían afectar decisiones soberanas en áreas clave.
“Hay temas donde las condiciones no están escritas, pero se van a imponer. Algunas se pueden suponer, otras serán más difíciles de advertir. Pero está claro que perdemos poder propio”.
El Gobernador cuestionó especialmente que algunas medidas de apertura comercial -como la baja de aranceles a productos importados- no hayan sido exigencias externas, sino decisiones adoptadas voluntariamente por el Gobierno nacional. Según su mirada, esta política pone en riesgo a sectores industriales enteros, como el fueguino, y acelera un proceso de desindustrialización.
Melella advirtió que el acuerdo con el Tesoro de Estados Unidos genera una nueva forma de dependencia económica, aún más grave que la relación con el FMI.
“El endeudamiento siempre te saca soberanía. Ya pasaba con el Fondo, y ahora se agrava con este nuevo esquema. Además, este Gobierno tiene una lógica totalmente ajena a la realidad nacional”, enfatizó.
Para Melella, la dirección económica del Ejecutivo se sostiene sobre una agenda de “reformas estructurales” que -lejos de resolver problemas- implican una pérdida de derechos para amplios sectores de la sociedad.
Enumeró entre las medidas que el Gobierno ya prepara o impulsa, destacando un aumento de la edad jubilatoria; suba del IVA; cambios en el impuesto a las ganancias; reforma laboral regresiva; paritarias deprimidas; reducción del Estado y ajuste fiscal continuo.
“Esto no es un plan de estabilización, es una transferencia de recursos y derechos desde los sectores más vulnerables hacia los más concentrados. Y todavía falta lo peor: las reformas estructurales que el Gobierno pretende imponer”, advirtió.