sábado 27 de julio de 2024

Opinión | 17 may 2023

Gonzalo Benito Zamora: Reconvertir el “Sheik” en un espacio para la memoria


Desde hace tiempo que tengo una idea que me da vueltas en la cabeza. Viene y se va, viene y se va. Hace algunos días “vino” cuando alguien compartió una foto del local “Sheik” con algunos carteles proselitistas (ni Durán Barba se atrevió a tanto). Ese lugar, ubicado en la
intersección de las calles Roca y Gobernador Paz, allanado y clausurado por orden de la Justicia Federal, mediante un operativo de Gendarmería Nacional en el año 2012.

Desde hace algunos años, el edificio se encuentra en estado de abandono y en completo desuso. Sin embargo, su pasado como lugar de explotación sexual y trata de mujeres no puede ser ignorado, ya que constituye una parte importante de la historia de Ushuaia y del
país en general. Es una suerte de monumento de la putrefacción social. Está ahí, como un recordatorio inerte de la violencia y la explotación a la que son sometidas muchas mujeres.

No conozco la situación desde el expediente judicial, pero sí encontré una nota en “El Diario del Fin del Mundo” de junio de 2020 en la que se informa que el edificio debía ser rematado, según lo ordenado por la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal, con el fin de resarcir a las víctimas y, en caso de haber algún remanente, asignarlo al Programa de Asistencia a Víctimas del Delito de Trata del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.

Pues bien. ¿No resulta factible pensar que ese edificio pueda ser adquirido por el Estado para instalar un centro de la memoria de las víctimas de trata? Un espacio abierto a la comunidad que, mediante actividades educativas y culturales, pueda dar testimonio y ayudar en la concientización de la violencia de género y la trata de personas. Un centro que ponga de manifiesto la construcción de conciencia respecto de estas problemáticas y que permita a las nuevas generaciones reflexionar sobre la importancia de los derechos humanos y de la igualdad de género.

La construcción de la memoria, ya nos enseñaron las madres y las abuelas de Plaza de Mayo, se hace también a través del arte y de la cultura, utilizando esos lugares que alguna vez fueron horror y oscuridad. Allí está el Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos en la ex ESMA, donde además funcionan el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, el Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur y un gran número de organismos y dependencias. Luz donde alguna vez hubo oscuridad.

Recursos para adquirir, resarcir a las víctimas y poner el lugar en condiciones. Política y gestión al servicio de la memoria, la prevención y la cultura. El Estado, ya sea nacional, provincial o municipal, puede hacerlo si tiene la voluntad. Incluso con la colaboración de empresas privadas, mediante responsabilidad social empresaria, tal vez podría repartir los costos de la compra y la administración.

La adquisición del edificio del “Sheik”; por parte del Estado permitiría transformar un lugar que fue símbolo de la explotación y la trata en un espacio de construcción de conciencia y de prevención de la violencia de género y la trata de personas. Un espacio de memoria que recuerde lo sucedido en el pasado y que permita construir un futuro más justo e igualitario para todas las personas.

Y de yapa nos ahorramos que un nuevo edificio de departamentos turísticos “innovadores” siga tapando montañas.

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