sábado 27 de julio de 2024

Opinión | 25 may 2023

Gonzalo Benito Zamora: Néstor Kirchner y un legado imborrable


Este 25 de mayo se cumplen 20 años de la asunción de Néstor Kirchner como presidente de Argentina. Llegó con escasa cantidad de votos y ocupó “el sillón de Rivadavia” sólo por cuatro años. Pero su presidencia, su liderazgo y las principales políticas desplegadas durante esos
años, han dejado una marca imborrable entre los trabajadores y trabajadoras. Kirchner se enfrentó a desafíos económicos y sociales muy significativos al inicio de su mandato, pero su determinación, audacia y capacidad de conducción marcaron una época de transformación para el país.

Es la política, estúpido

Desde el punto de vista económico, Néstor Kirchner logró rescatar a Argentina de una situación de deuda insostenible mediante una exitosa renegociación de la misma. Esta medida liberó al país de la carga financiera que lo asfixiaba, permitiendo su recuperación y el retorno a una senda de crecimiento sostenido. Reestructuración y canje de deuda pública por más de U$S67.000 millones y la cancelación del empréstito con el Fondo Monetario Internacional fueron medidas sustanciales de su administración. La deuda externa que en el 2003 representaba el 130% del PBI, en 2007 era inferior al 50%.

Además, implementó políticas de estímulo a la producción y al consumo interno, impulsando así la economía nacional. En este sentido, llevó a cabo políticas para fortalecer la industria nacional y reducir la dependencia de la importación de bienes. Se aplicaron medidas como la promoción de sectores estratégicos, el otorgamiento de créditos a tasas preferenciales y el apoyo a la investigación y desarrollo tecnológico.

En paralelo hubo importantes inversiones en infraestructura, tanto en obras públicas como en desarrollo de energía, transporte y comunicaciones. Estos cambios contribuyeron a mejorar la competitividad de la economía argentina y a generar gran cantidad de empleo.

Todas estas medidas le permitieron a la Argentina salir del pozo en el que se encontraba hace años y lograr tasas de crecimiento del 8% anual, mientras en paralelo se mantuvo un equilibrio macroeconómico en el área fiscal y el área externa, pero sin dejar de atender a los sectores más postergados. Es decir, se hizo a través de un círculo virtuoso de crecimiento con distribución de la riqueza y no aplicando ajustes sobre la población.

En materia de justicia social, Kirchner se destacó por su enfoque en la redistribución de la riqueza. Implementó medidas que buscaban equilibrar las desigualdades existentes, mejorando las condiciones de vida de los sectores más vulnerables de la sociedad. Paritarias libres, aumentos jubilatorios, un rol más preponderante y activo del PAMI y de ANSES, el ordenamiento de los planes sociales heredados de la crisis del 2001, fueron algunas de las medidas a favor de los sectores del trabajo en la balanza distributiva. De hecho, según datos del INDEC la remuneración del trabajo asalariado representaba un 34,3% del Producto Bruto Interno y en el año 2008 ya alcanzaba el 43,6% del producto.

“Nuestro peor momento llegó con los Kirchner”

El compromiso de Kirchner con los derechos humanos fue otro aspecto fundamental de su mandato. Rompiendo con décadas de impunidad, se abrieron juicios contra los responsables de crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar. Asimismo, se establecieron políticas de reparación a las víctimas y sus familias, fortaleciendo así el Estado de derecho en el país y promoviendo la memoria colectiva. La recuperación de diversos centros clandestinos de detención como espacios de memoria, el reconocimiento a los organismos de derechos humanos y el pedido de perdón como Jefe de Estado fueron hechos muy relevantes y que fueron más allá de un simple mensaje o de una acción simbólica.

Aún resuenan las palabras que supo expresar en 2012 el represor Jorge Rafael Videla, fallecido en el baño de una cárcel común y que refleja claramente la determinación que tuvo Néstor (y que continuó Cristina) de dar por finalizado el proceso de impunidad en la Argentina. Esa batalla, por supuesto, aún está lejos de terminar.

Un grito destinado a crecer

Kirchner también dejó su huella en el ámbito internacional. Jugó un papel clave en la integración regional, impulsando la creación de organismos como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) que fortaleció la cooperación entre los países de América Latina y dejó atrás años en los que la política externa de la mayoría de los países de América Latina estaba comandada desde Estados Unidos. Su rol como articulador lo llevaron a ser nombrado en mayo de 2010 como el primer Secretario General de UNASUR, cargo que solo pudo ocupar unos meses hasta su fallecimiento en octubre de ese año.

El episodio del no al ALCA en la IV Cumbre de las Américas, celebrada en Mar del Plata, con un papel determinante del por entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez y un Diego Maradona lleno de energía, pondría de manifiesto el cambio radical de la política externa de nuestro país.

El cambio también se vio reflejado en el reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur. “Venimos desde el sur de la Patria, de la tierra de la cultura malvinera y de los hielos continentales y sostendremos inclaudicablemente nuestro reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas", dijo en su discurso inaugural un 25 de mayo de 2003 y lo puso en práctica mediante reclamos constantes y permanentes, renunciando al llamado “paraguas de soberanía” que regía desde 1989 y manifestando la postura argentina en cada foro internacional que tuviera disponible.

A 20 años de aquel momento histórico, el legado de Néstor Kirchner sigue siendo relevante y vigente. Su gobierno marcó un antes y un después en la historia de Argentina, transformando la realidad del país en múltiples aspectos. Su visión de justicia social, derechos humanos y desarrollo inclusivo continúa siendo inspiradora.

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