Información | 13 oct 2024
política
Sucesión de Stefani: La ley de paridad se pone en juego
El fallecimiento del Diputado ha dejado una vacante que, lejos de ser un mero trámite burocrático, abre un debate crucial sobre el respeto a las normas vigentes en materia de representación política.
El fallecimiento del diputado nacional Héctor "Tito" Stefani (PRO) ha dejado una vacante que, lejos de ser un mero trámite burocrático, abre un debate crucial sobre el respeto a las normas vigentes en materia de representación política. Si bien el primer suplente en la lista es el ex concejal del MPF (hoy afiliado a Somos Fueguinos) Ricardo Garramuño, surgen serias dudas sobre si él debería ser quien ocupe dicha posición. La abogada Dalila Nora, quien ocupa el lugar inmediato en la lista de titulares, no solo tiene un derecho legítimo al escaño según la sucesión, sino que además es una mujer, lo que, en virtud de la ley Nº 27412 de Paridad de Género en Ámbitos de Representación Política, refuerza aún más su posición.
Cierto es que, en un análisis literal de la normativa, en virtud de respetar la paridad los reemplazos deberían producirse con personas del mismo género. Sin embargo, no se puede obviar que el espíritu de la ley es garantizar que haya igual proporción entre hombres y mujeres en los espacios de representación política. Tomando esa premisa, no puede obviarse que desde el 10 de diciembre pasada (cuando se renovó la mitad de la Cámara Baja del Congreso de la Nación) el porcentaje de participación femenina pasó a ser del 43,19%, cayendo incluso de su máximo histórico de 45,52%
La ley 27412, por lo tanto, no solo establece una cuestión formal, sino un mandato de equidad que debe ser respetado para asegurar una representación equilibrada. De hecho, la propia jurisprudencia argentina ya ha sentado precedentes claros de que los reemplazos deben hacerse de modo que se mantenga la proporción de género.
En este escenario, ceder la banca a Ricardo Garramuño podría implicar un retroceso en lo que respecta a la representación de las mujeres en el Congreso. No se trata solo de una cuestión de quién sigue en la lista, sino de la obligación legal y moral de garantizar que las mujeres tengan el lugar que les corresponde en la política, algo que la Ley de Paridad busca precisamente asegurar.
Por lo tanto, la discusión no debería girar tanto en torno a los nombres, sino al respeto de los derechos que protegen a las mujeres de poder acceder en igualdad a los ámbitos de representación política. Frente a la realidad de una Cámara que ya ha visto reducir su proporción de mujeres, este es un momento clave para reafirmar el compromiso con la equidad de género en las instituciones democráticas del país.