

Durante los primeros tres meses de 2025 se registraron 76 femicidios y 257 intentos de femicidio en Argentina. Las cifras surgen del relevamiento del Observatorio de Mujeres, Disidencias y Derechos de la organización MuMaLá, que advierte sobre una tendencia sostenida de violencia extrema hacia mujeres y personas LGBTIQ+, en un contexto de creciente desprotección estatal.
Uno de los casos más recientes tuvo lugar en Río Grande, Tierra del Fuego, donde una mujer fue asesinada en el interior de su vivienda, en lo que fue tipificado judicialmente como un femicidio. El hecho volvió a exponer las múltiples formas de violencia que atraviesan los hogares, ya que más de la mitad de los crímenes registrados fueron cometidos por parejas o exparejas de las víctimas.
Según el informe, la edad promedio de las mujeres asesinadas es de 43 años, aunque un 5% eran niñas o adolescentes. El 51% de los femicidas mantenían un vínculo afectivo actual o pasado con la víctima, lo que refuerza la necesidad urgente de políticas de prevención en los entornos más cercanos.
Tierra del Fuego figura entre las provincias con mayor tasa de femicidios en relación con su población, junto a Chaco, Río Negro, Santa Cruz y Mendoza. La falta de recursos, la discontinuidad de programas de asistencia, la ausencia de respuesta judicial y la desarticulación de áreas específicas dedicadas a género profundizan una crisis que se cobra una vida cada 28 horas en el país.
Desde el Observatorio instan a declarar la Emergencia Nacional en Violencias de Género, reclamando mayor presupuesto, contención institucional y presencia territorial real para evitar más muertes evitables.
Mientras tanto, la violencia de género sigue operando en silencio, muchas veces dentro de los hogares, donde debería existir mayor resguardo. El caso de Río Grande es uno más entre muchos, pero alcanza para evidenciar que la falta de respuestas estructurales tiene consecuencias irreversibles.